Las piedras preciosas, también conocidas como gemas, son aquellos vidrios, rocas, minerales o productos orgánicos de muy alta calidad y perfección, y de origen natural. Estas gemas son cortadas y pulidas para posteriormente ser utilizadas en la elaboración de joyas o con otros fines artísticos.
Una piedra preciosa es valorada por su belleza, la cuál es evaluada por distintos parámetros. Estos parámetros son conocidos como las 5 “C” que están explicados en nuestro artículos “Secretos que tiene que saber a la hora de vender un diamante”.
Las piedras preciosas y semipreciosas
Las gemas están divididas en dos grandes categorías por un lado se encuentran las piedras preciosas como son el diamante, el rubí, la esmeralda y el zafiro. Y, por otro lado se sitúan las piedras semipreciosas como la ágata, la aguamarina, la amatista, el ámbar, el apatito, la azurita, la calcedonia, la cornalina, la crisocola, el cuarzo, la espinela, el jade, el jaspe, el lapislázuli, la malaquita, la obsidiana, el ojo de tigre, el ópalo, el peridoto, la perla, la pirita, el topacio, la turmalina, la turquesa y el zircón.
Está distinción se lleva a cabo por tres principales factores. En primer lugar, se tiene en cuenta la escala de dureza del mineral, vidrio, roca o producto orgánico. La segunda característica que se evalúa es la escasez de la gema, su rareza o el grado de dificultad que existe para obtenerla. Y, por último, se tienen en cuenta el color, brillo, transparencia y pureza, es decir, las “C” antes mencionadas.
El diamante
El diamante es un mineral compuesto de un único elemento, el carbono. Se trata de la piedra preciosa más valorada de todas, gracias a sus características físicas y ópticas.
Se trata del material natural más duro conocido hasta la fecha. Le corresponde una dureza de 10, el máximo, en la escala de Mohs.
Aunque existe la creencia de que los diamantes son un mineral transparente, la realidad es otra. Existe una amplia banda. Por unlado, los diamantes amarillos y marrones son los más comunes de encontrar. Sin embargo, los azules y rosados son los más escasos.
El rubí
El rubí es un mineral de color rojizo. Y es ello lo que le da su nombre, ya que proviene del latín “ruber” que significa rojo. Esta piedra preciosa obtiene su color como consecuencia de su composición, ya que está formada por hierro y cromo. Es por ello, que pertenece a la familia del corindón.
En cuanto a su dureza, se trata de la piedra más dura después del diamante. Le corresponde una dureza de 9 en la escala de Mohs. Se trata de una piedra preciosa muy escasa, ya que tan solo entre el 1% y el 5% de los rubíes extraídos se usan posteriormente para la fabricación de joyas.
El zafiro
Al igual que el rubí, el zafiro pertenece a la familia del corindón. Cualquier corindón que no sea de color rojo se le denomina zafiro, por lo que existen zafiro de distintas tonalidades. A pesar de ello, el zafiro más valorado es el zafiro azul.
Esta piedra preciosa cuenta con una dureza de 9 en la escala de Mohs, del mismo modo que el rubí. Además, a día de hoy son muchos los yacimientos de este mineral han sido consumidos por completo, y los que se van encontrando no tienen la capacidad de cubrir la demanda del mercado.
La esmeralda
El nombre de esta piedra preciosa proviene del persa, y su significado es piedra verde. La esmeralda es una piedra muy valorada gracias a su color y transparencia. Se trata de un mineral ciclosilicato de berilio y aluminio con pequeñas cantidades de cromo, y en ocasiones de vanadio, lo que le proporciona su característico color verde. Por ello, la esmeralda pertenece a la familia del berilio.
Su intenso color verde, además de su durabilidad y su rareza, hace que la esmeralda sea una piedra preciosa muy valorada. Incluso, tiene un significado especial en diversas culturas y religiones.
La dureza en cuanto a la escala de Mohs es de 8. Por otro lado, tan solo el 30% de las esmeraldas extraídas de sus yacimientos son utilizadas para su comercialización en joyería.